En muchos sectores la tendencia del mercado nos lleva hacia las franquicias y grandes empresas. No es fácil que pequeñas empresas o tiendas de barrio puedan luchar contra la maquinaria de que disponen los “peces gordos”, económicamente hablando.

El mundo de las autoescuelas no es ajeno a esa tendencia y proliferan las empresas de gran tamaño con muchos profesores, muchos coches y marketing muy potente.

Naturalmente, la oferta es atractiva por la imagen, la fuerte presencia en redes sociales, las promesas de autoescuela “guay” y las “ofertas”, aunque con asteriscos y “desdes”… Si fuera una decisión rápida y para algún tema más banal, yo no tendría dudas… pero aquí nos jugamos nuestro dinero y, sobre todo, nuestra formación para poder conducir con seguridad.

La reflexión que merece el “voy a apuntarme a una autoescuela” debería introducir varios factores a veces no clarificados en esas promociones y ofertas. Cuando te apuntas a una autoescuela debes tener claro que el proceso no es rápido, ya que incluye la formación teórica, superar el examen, las prácticas, superar el examen práctico… y durante todo ese proceso la autoescuela que hayas elegido para tu formación es la que tiene que darte respaldo y hacerte sentir acompañado tratándote con profesionalidad y comprensión.

En la autoescuela de barrio (entiéndase “de barrio” como una alabanza y nada peyorativo) que es capaz de acordarse de que tu amiga, hermano o madre se sacaron el permiso allí, podrás tener la cercanía y el apoyo que se necesita en algunos momento del proceso, ya sea porque te cuesta mejorar o porque tus obligaciones no te permite avanzar a buen ritmo. Es la autoescuela que sus profesores y personal de oficina te seguirá saludando cuando pases por delante 10 años después o a la que llevarás tu primer coche para enseñárselo.

Al margen del trato, una de las mayores ventajas de la autoescuela pequeña respecto a las franquicias es el nivel de formación. En la autoescuela del barrio vas a tener un seguimiento de tu profesor, el mismo siempre, y no tendrás que memorizar 8 nombres diferentes ni acostumbrarte a diferentes formas de explicar que pueden liarte o retrasarte en el proceso de formación.

Evidentemente, cada uno es libre de escoger la autoescuela que mejor le parezca. Nosotros aquí te vamos a dar las claves de por qué la gente escoge una autoescuela pequeña:

  • El precio es similar al de las franquicias y además no intentan camuflarlo con promociones y “desdes”.
  • La confianza es clave para aprobar el examen y tener siempre el mismo profesor y el mismo coche hace que empieces el examen con más garantías.
  • En la autoescuela pequeña no eres un número más. No hay 1000 alumnos al año como en una franquicia por lo que el trato será cercano y familiar… y eso en estos tiempos impersonales se agradece.
  • Los examinadores saben cual es el nivel de formación de una autoescuela grande o franquicia y de otra pequeña que personaliza la formación según el alumno necesite y llevas años trabajando con medias altas de aprobados. Eso puede ayudarte el día del examen.

Nos vemos por el barrio 😉

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